sábado, 19 de noviembre de 2011

La lluvia

Echo de menos la lluvia. A mi siempre me ha gustado mojarme, nada de paraguas ni chubasqueros, al contrario, desde niño he pensado que hay dos lluvias, una lluvia-enemiga que que te cala hasta los huesos y te obliga a refugiarte en un portal, trae resfriados, te estropea el día y otra lluvia, la lluvia amiga, que te invita a pasear con la cabeza descubierta, te refresca el alma y te reconcilia con el mundo.
Nada diferencia la lluvia amiga de la enemiga, depende de como recibas las primeras gotas. Podías decir "aqui viene la lluvia, que bien" o "que fastidio, aquí está la lluvia otra vez" ese era el juego al que jugaba de niño.
Ya mayor seguía con el juego, y cuando llegaba a los sitios chorreando la gente me preguntaba si no tenía paraguas o si necesitaba una toalla. Yo con mi sonrisa de tonto.
Todavía miro al cielo aunque sé que nunca volverá a llover.

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